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Fiorella Lopez Manchari es una mujer Yanesha tiene 37 años y vive en Unión de la Selva, Perú. Fiorella se crió con su abuela hasta los siete años cuando tuvo que migrar a Lima a trabajar, para ella fue difícil adaptarse a la exigencia de los empleos que obtenía mientras estudiaba primaria y secundaria, empezó trabajando en hogares y terminó vendiendo pescado.

“A mi toda la vida me ha gustado generar mi propio ingreso por eso me gusta el campo” afirma la comunera.

Cuando el padre de Fiorella falleció le heredó las hectáreas de chacra en las que actualmente vive y la hizo dueña, es en ese momento en el que ella se muda junto a su familia desde Lima hasta Unión de la selva, ella es comunera ello implica aportar al desarrollo colectivo de la comunidad, hacer faenas, reunirse para tomar decisiones y apoyarse con problemas territoriales, ser comunera activa le da el aval de los jefes de la comunidad ante cualquier dificultad. No es común que las mujeres sean comuneras, usualmente los hombres ocupan dicho cargo.

Pero ese no es el único motivo por el cual el bosque representa un espacio muy importante en la vida de la lideresa. Meses antes de que su abuelo fallezca el siempre le decía a Fiorella que lo acompañe a traer leña, mientras caminaban su abuelo señaló junto al camino un par de árboles tornillo y le dijo: estos árboles son para que me recuerdes siempre a mi y a tu abuela, dejalos crecer y cuidalos”. Los abuelos de Fiorella habían compartido mucho tiempo con ella desde su niñez, ella los trataba como sus padres. Los dos árboles tornillosiguen en pie hasta la actualidad y crecen en la ruta donde Fiorella camina a diario para traer leña.

“Para mi siempre ha sido importante preservar la biodiversidad en nuestro territorio, ya que vivir en un bosque que no tiene árboles es ilógico porque yo lo cuido y el bosque también me permite vivir, este ambiente nos ayuda a mantenernos sanos con la limpieza del aire, la calma, poder trabajar la tierra, cultivar y cuidar a los animales que habitan estas zonas” afirma Fiorella.

A consecuencia del cambio climático se han reducido los peces en el río y los animales en el monte, Fiorella recuerda que cuando recién se mudo al terreno que le heredó su padre vivía junto a su familia en una casita que construyó casi a la mitad de todo su terreno en una zona alta del monte y cuando desechaba los residuos de la yuca después de preparar mazato venían armadillos, zamaños, paujiles y mishos para alimentarse; con la caza indiscriminada dejaron de venir. Antes las aves anidaban en los árboles de su chacra y la pesca indiscriminada con barbasco también ha permitido la desaparición de peces en los ríos cercanos a los hogares.

Fiorella works her farm with her children Mauricio (14) and Yuliana (9).
Fiorella trabaja su chacra junto a sus hijos Mauricio (14) y Yuliana (9). Foto de Luisenrrique Becerra Velarde.

Fiorella ha hecho el esfuerzo de contactar a INRENA y SERFOR para poder proteger los recursos naturales que existen en Unión de la Selva. pero las mismas autoridades de la comunidad tampoco tienen la voluntad de generar el debate alrededor de la importancia de conservar la biodiversidad y tampoco ofrecen la oportunidad para que los propios comuneros interesados puedan ser capacitados y tener la posibilidad de fiscalizar el uso adecuado del territorio.

La comunera siembra café, yuca y plátano pero sus cosechas no le dan una entrada económica lo suficientemente rentable para depender exclusivamente de dicho trabajo. Por ello hace tres años decidió emprender un negocio de venta de mazato.

La madre de Fiorella le enseñó a preparar dicha bebida cuando la comunera era adulta después de haber vivido años en Lima, en los dos primeros intentos se le quemó pero ella no se rindió, luego de dos meses lo volvió a preparar, Fiorella no quería quedarse con las ganas de no saber elaborar una bebida tradicional en su comunidad; poco a poco fue ajustando las cantidades de yuca y camote para poder llegar al balance de sabor y textura; hasta que llegó el momento en el que la bebida le salió en su punto. Desde ahí empezó a preparar mazato para su consumo diario hasta que un día le dijo a su esposo: ¿y por qué no lo vendemos?.

En ese momento planificaron usar una parte de su terreno para construir un local, aplanaron un sector cercano a la pista y llegaron a construir una estructura de tamaño mediano que le tomó un mes a ella y a su esposo Julián; en un inicio tenían dudas sobre su posible éxito y Fiorella se colocó un plazo: “si no vendo nada en una semana abandono la idea de vender mazato”

Hasta que un fin de semana preparó mazato, limpió las mesas y empezó con un balde de ocho litros una jarra y un vaso, colocó un letrero fuera de su local que decía: se vende mazato. Fiorella no sabía que les iba a parecer su mazato a los clientes. El primer día solo vendió una jarra, una semana después lo volvió a intentar, ahorró dinero y compró los ingredientes;

en esa ocasión vendió dos jarra y poco a poco los clientes fueron aumentando; en la actualidad lleva tres años con este negocio.

Fiorella prepares her mazato shop for the arrival of diners.
Fiorella alista su local de venta de mazato para la llegada de los comensales. Foto de Luisenrrique Becerra Velarde

«Como madres, siempre querremos que nuestros hijos sean algo más, pero no hay interés por parte de las autoridades para apoyar el desarrollo local en la comunidad; ha habido algunos talleres de jardinería orgánica, pintura con tintes naturales, pero ningún proyecto es sostenible. La migración para muchos jóvenes es una ventana para acceder al desarrollo», explica el miembro de la comunidad.

Ivone Yashira tiene 19 años y es la hija mayor de Fiorella, ella nació en Lima y vivió en puente piedra – zapallal hasta los 7 años cuando se mudo junto a su familia a Unión de la selva. Durante secundaria Ivone cuidaba a sus hermanos menores porque su mamá salía a trabajar a la chacra o llegaba muy cansada como para despertarse a cocinar. Ella preparaba el desayuno y apoyaba a alistar a sus hermanos para el colegio.

Ivonne (19) and her son Evans (4) wait for clients to arrive at the family business.
Ivone(19) y su hijo Evans (4) esperan la llegada de clientes al negocio familiar. Foto de Luisenrrique Becerra Velarde.

Cuando estaba en cuarto de secundaria Ivonne se dio cuenta que el turismo podría generar economías en la amazonia para fomentar el desarrollo local, sobre todo que no la obligaría a migrar o alejarse de su hogar para conseguir trabajo sino que podría iniciar un emprendimiento en el terreno de su casa, donde las chacras de sus padres están rodeadas de una gran biodiversidad que el cambio climático está sometiendo cada vez más y que precisamente por ello había que trabajar en la reforestación del lugar, favoreciendo la preservación y sostenibilidad de la vida en el bosque.

“Es importante dar a conocer a los demás de qué manera cada ser que vive en la tierra cumple un rol en la naturaleza ya que muchas veces acabamos con sus entornos de existencia; con el turismo se puede favorecer a diversificar ese conocimiento. Muchas veces no nos damos cuenta de lo que perdemos en la naturaleza, en tiempo de verano llegaban una gran diversidad de especies de aves: loros, tucanes, gallitos de las rocas. A raíz del cambio climático con los derrumbes se han caído los árboles donde vivían y que estaban rodeados de una biodiversidad que se retroalimenta de su existencia y que también ha desaparecido” afirma Ivone.

Ivone explica que “dentro de la selva en lugar de sembrar se está cortando árboles, se queman las chacras y se colocan cada vez más insecticidas para hacerla más fértil. lo que no saben los agricultores es que están malogrando la tierra”.

Toda la familia apoya en el negocio de mazato liderado por Fiorella, en las mañanas Ivone queda pendiente de la atención en el local y en las tardes sus hermanos asumen esa responsabilidad,

cuando falta yuca y camote Fiorella contacta a los vendedores para recibir los sacos de arrobas en la puerta de su local y los sube en el hombro hasta su casa. En las noches la comunera prepara mazato y lo deja fermentar toda la noche.

El negocio de mazato es el inicio de muchos proyectos a futuro que Ivonne ha imaginado, ella proyecta la construcción de un hotel para turistas en una parte del terreno de sus padres, ha pensado estudiar esa carrera unos años en Lima y luego regresar a Unión de la selva; Fiorella ha compartido con sus hijos el amor por la naturaleza y esas sensaciones siguen inspirando el aporte que su familia desea ofrecer al territorio que sobrepasa el hogar que han construido.

Fiorella gets the pot ready to start boiling the cassava and prepare the mazato, Ivonne accompanies her to assist her with whatever she needs.
Fiorella alista la olla para empezar a hervir layuca y preparar mazato, Ivone la acompaña para asistirla con lo que necesite. Foto de Luisenrrique Becerra Velarde.

Sobre el Autor:

Luisenrrique Becerra Velarde (Lima, 1993) fotógrafo documental; Su trabajo explora el vínculo entre derechos humanos, migración, género, herencia cultural, identidad y territorio. La representación visual como un espacio interesante para introducir temáticas en el debate público e invitar al diálogo a partir de una representación crítica y en búsqueda de la ruptura de estereotipos. Su aproximación a la fotografía la realiza desde su formación como periodista en la que la subjetividad y el difuso concepto de la «verdad» impulsan su intención de construir relatos de memoria que incluyen la ambigüedad, la contradicción y sobre todo un entorno que inevitablemente nos condiciona.