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Este artículo fue publicado originalmente en la revista PLOS Biology por © 2024 E. J. Milner-Gulland.

Los desequilibrios de poder y las injusticias existentes pueden verse agravadas por los grandes flujos de financiación internacional destinados a la recuperación de la naturaleza. Los conservacionistas aún desconocen lo que significa en la práctica la justicia social. Es necesario un gran cambio de mentalidad.

En el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), los países acordaron detener y revertir la pérdida de la biodiversidad para 2030, con miras a lograr un mundo en el que se pueda vivir en armonía con la naturaleza, para 2050. Esta visión ambiciosa requiere la restauración de la naturaleza a gran escala, orientada por una cantidad de datos a nivel local, nacional y mundial. Se deben cuantificar los impactos negativos sobre las personas y la naturaleza que tengan huellas sobre la biodiversidad tanto en el país como en el extranjero, así como los beneficios derivados de las medidas adoptadas para hacer frente a dichos impactos y contribuir a la recuperación de la naturaleza. . Los términos “biodiversidad” y “naturaleza” a menudo se utilizan indistintamente. En este documento utilizo el término “naturaleza” para referirme al ambiente natural en el que todos vivimos y que valoramos, y utilizo el término “biodiversidad” cuando forma parte de un término utilizado más ampliamente (por ejemplo, crédito de biodiversidad) o para referirme a un elemento de la naturaleza que se está cuantificando.

La recuperación de la naturaleza exigirá flujos financieros a gran escala provenientes de empresas y gobiernos (la mayoría del Norte Global rico) y dirigidos a las zonas donde se está produciendo la destrucción de la naturaleza (sobre todo en las zonas rurales pobres de los trópicos) [1]. Los mercados están siendo generados por aquellos que buscan compensar sus impactos de carbono y biodiversidad o invertir en créditos de biodiversidad. Además, la financiación de la biodiversidad también se canaliza a través de estructuras bilaterales y multilaterales, como por ejemplo la ayuda exterior, los fondos de pérdidas y daños, la financiación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial y otras vías tradicionales de conservación. Los flujos financieros internacionales relativos al carbono son mucho más grandes y están mejor establecidos que aquellos para la naturaleza. Gran parte de la financiación del carbono se destina a las intervenciones para retener o captar el carbono, evitando una mayor pérdida de hábitat natural o la restauración de tierras degradadas. Estos flujos han planteado una gran preocupación, no sólo por la eficacia de las inversiones basadas en la naturaleza como mecanismo de compensación del carbono, sino tambiénpor las violaciones de los derechos humanos relacionadas con estas inversiones. Sin embargo, los mercados para comerciar con ganancias y pérdidas en materia de gases de efecto invernadero son conceptualmente más sencillos que los mercados para la naturaleza, porque la naturaleza no es fungible; es dinámica y con escalas múltiple en el tiempo y el espacio.

No podemos escoger dónde ni qué tipo de biodiversidad proteger o restaurar: debe ser medida y recuperada localmente, allí donde ser produce el impacto. Por lo tanto, ninguna medida compuesta (como las tCO22e para los gases de efecto invernadero) puede captar la complejidad integral del funcionamiento de los ecosistemas naturales, permitiendo que las pérdidas en un contexto se compensen con las ganancias en otro Sin embargo, también necesitamos agregar información sobre las tendencias de la biodiversidad a distintas escalas para fundamentar las estrategias nacionales y corporativas en materia de biodiversidad y medir el progreso general hacia el objetivo del Marco Mundial de Biodiversidad de detener y revertir su pérdida para 2030. Este Marco cuenta con una gran cantidad de indicadores asociadosaunque algunos componentes de la biodiversidad y de los motores de su pérdida no se encuentran aún tratados de manera adecuada (por ejemplo, el uso sostenible de la vida silvestre). Estos indicadores tampoco se alinean de manera adecuada a los indicadores que se están desarrollando para que las empresas cuantifiquen su impacto sobre la biodiversidad y orienten las acciones que contribuyen a los objetivos globales de Naturaleza Positiva [2].

El diseño y la implementación de estrategias globales de recuperación de la naturaleza plantean desafíos que van más allá del diseño de indicadores adecuados. En primer lugar, nos enfrentamos a un problema complejo. Los objetivos de recuperación de la naturaleza, estabilizar el clima y promover el desarrollo humano interactúan de forma compleja. En efecto, abundan los comentarios positivos y negativos. El empeoramiento de una dimensión exacerba las otras, lo que hace más difícil alcanzar el nirvana en el que todos ganan. En segundo lugar, las áreas protegidas no son suficientes. No podemos centrarnos simplemente en gestionar áreas importantes para la biodiversidad si queremos detener y revertir su pérdida; el consumo global debe reducirse de manera drástica para que la naturaleza se recupere [33]. La responsabilidad por el impacto está distribuida de manera desigual, tanto en el pasado como en la actualidad, por lo que los países ricos deben asumir la carga principal de la reducción del impacto [44]. En tercer lugar, la naturaleza está íntimamente entrelazada con la vida humana en formas que varían en el tiempo y el espacio, lo que exige una conservación situada localmente [11]. Las evaluaciones del impacto social no pueden centrase únicamente en el bienestar material y los medios de vida; deben incluir concepciones ascendentes de lo que es importante para las personas y cómo les afectan las intervenciones centradas en la biodiversidad [55]. ]. Y por último, la base mundial de pruebas para planificar medidas de recuperación de la naturaleza es desigual y sesgada, tanto en lo que respecta a las tendencias de la biodiversidad y sus causas como a los conocimientos sobre la mejor forma de intervenir. El historial de la conservación en materia de evaluación sólida del impacto de las intervenciones es lamentable [66]. Se corre así el riesgo de que las intervenciones sean inadecuadas e ineficaces y estén sesgadas desde el punto de vista geográfico y taxonómico.

El discurso de la conservación global a menudo invoca la justicia social, pero con demasiada frecuencia esto significa compartir los beneficios de las áreas protegidas o el apoyo a los medios de vida, con métricas de éxito relacionadas con el bienestar material. La equidad distributiva se discute con regularidad (por ejemplo, si los beneficios se dividen de manera justa), pero el significado de “justo” suele basarse en la interpretación subjetiva de la persona que hace la división, más que en normas o estándares acordados internacionalmente. El reconocimiento y la equidad procesal ocupan un lugar mucho menos destacado en el discurso y en la práctica, y mucho menos los derechos humanos.

Por supuesto, existen buenas prácticas (Recuadro 1), pero en la actualidad la participación de los residentes locales en la conservación sigue siendo predominantemente post hoc (ocurre después de que se ha elegido el sitio o el enfoque) y reactiva (basada en salvaguardias sociales y mecanismos de reclamo en caso de quejas). La participación externa en una zona suele basarse en la presencia de biodiversidad valorada mundialmente (por ejemplo, bosques relativamente intactos, especies amenazadas, zonas con potencial de restauración). No siempre se solicita el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades para las acciones de conservación propuestas, y si se hace, suele ser sólo al principio del proceso, en lugar de formar parte de un diálogo continuo.

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Recuadro 1. Ejemplos de buenas prácticas

Existen muy pocos ejemplos de inversión del modelo descendente de la ciencia occidental de la diversidad biológica para que los científicos respondan a los llamados de ayuda. Sin embargo, en Nueva Irlanda (Papúa Nueva Guinea), se ha establecido una colaboración a largo plazo entre una organización no gubernamental indígena, científicos indígenas e investigadores occidentales para apoyar la conservación marina y la gestión pesquera [77]. Las Perspectivas Locales sobre la Diversidad Biológica del CDB tiene muchos ejemplos de iniciativas de conservación de la biodiversidad sobre el terreno iniciadas y dirigidas por pueblos indígenas y comunidades locales.

El proyecto Caminos de Transformación , dirigido por el Forest Peoples Programme, apoya a los pueblos indígenas para que puedan liderar y ampliar la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad Uno de los objetivos de este proyecto es permitir que se aprecien mejor las contribuciones de los pueblos indígenas a las prioridades nacionales y mundiales en materia de diversidad biológica. Esto incluye apoyar a las comunidades indígenas que quieran reflexionar y fortalecer sus estrategias de monitoreo de la diversidad biológica, incluida la integración del monitoreo tradicional y «científico» de las tendencias de la biodiversidad.

Varias ONG internacionales importantes apoyan a los pueblos indígenas y a las comunidades locales en la obtención de los derechos formales sobre la tierra y en la defensa de sus tierras frente a la invasión y usurpación externa (a menudo por parte de actores poderosos). ). Un ejemplo es la planificación participativa del uso de la tierra de la Wildlife Conservation Society y el apoyo a la titulación de tierras para las comunidades que viven en áreas protegidas en Camboya [88]. Otro ejemplo es el apoyo de WWF-Brasil a los grupos indígenas que luchan para proteger el Amazonas contra la invasión.

Un volumen limitado, pero cada vez mayor, de literatura ofrece evaluaciones sólidas de los impactos sociales y sobre la biodiversidad que ocasionan las intervenciones en este campo, incluidas las compensaciones por biodiversidad. Uno de los estudios más completos es una evaluación de las compensaciones asociadas con la mina de Ambatovy, en Madagascar. Este estudio incluye la comprensión de los impactos sociales heterogéneos de la mina [9], al mismo tiempo que demuestra que, en general, su compensación está encaminada a cumplir con su compromiso de no producir una pérdida neta de cubierta forestal [10] Agrupaciones como el Grupo de Trabajo de Evaluación de Impacto de la Sociedad de Biología de la Conservación apoyan el aprendizaje y el intercambio de buenas prácticas en este campo

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La dinámica de poder tiene que cambiar si los conservacionistas quieren contribuir a un mundo socialmente más justo y, en última instancia, más sostenible. Necesitamos un enfoque ascendente, en el cual los grandes flujos de dinero destinados a la biodiversidad se movilicen sobre la base de las necesidades y deseos expresados localmente, en lugar de en función de la mayor rentabilidad para los inversores externos. Sin embargo, la prioridad de los conservacionistas de proteger una diversidad biológica preciosa e irremplazable a escala mundial no se alinea plenamente con las prioridades de desarrollo humano, ni siquiera con las de conservación de la biodiversidad a nivel local o nacional. En la actualidad, no se están produciendo conversaciones honestas y equitativas sobre cómo se alinean o entran en conflicto las prioridades y los valores. Estas conversaciones exigen que los conservacionistas abandonen el terreno moral y reconozcan las compensaciones y sinergias implícitas en el logro de objetivos naturales, sociales y climáticos.

En base a este análisis, algunos requisitos previos para una conservación más justa desde el punto social podrían incluir:

  • Garantizar que los derechos humanos sean una obligación legal y constituyan la línea roja fundamental que sustente cualquier intervención de conservación [11].
  • Incluir la equidad de reconocimiento y procedimiento en la planificación y evaluación de las intervenciones de conservación, no únicamente la equidad distributiva.
  • No hablar en nombre de las personas, sino apoyarlas y darles capacitación para que puedan hablar por ellas mismas.
  • Explorar diferentes formas de estar disponible para apoyar y facilitar la conservación de su propia naturaleza a los residentes de lugares biodiversos y vulnerables, en lugar de seguir prioridades de conservación generadas externamente y luego hacer que funcionen para ellos.
  • Estar dispuestos a escuchar lo que dice la gente y plantearse qué debe ocurrir si sus prioridades y planes no están conformes con las agendas externas.

La desconfianza profundamente arraigada entre los conservacionistas y aquellos afectados por las acciones de la conservación, basada en experiencias negativas pasadas o presentes, toma tiempo en sanar, por lo que la conservación será más lenta y más difícil si se hace de una manera socialmente justa. El propio sector de la conservación todavía está dominado por el Norte Global. Para que el sector se transforme también es necesario emprender acciones significativas que apoyen a los colegas del Sur Global para que lideren a nivel mundial, nacional y local.

Los conservacionistas y los científicos que trabajan en la biodiversidad tienen el poder, como sector, de no participar en el desarrollo y el uso de indicadores inadecuados, simplistas, y derivados externamente para la biodiversidad y los resultados sociales, que no reconocen los derechos, las perspectivas y los valores plurales de la biodiversidad que tienen los residentes locales [12 ] En su lugar, debemos colaborar en el desarrollo de marcos para el monitoreo de la diversidad biológica que incorporen la justicia social y permitan el diseño y la evaluación sólidos de las intervenciones, para así poder aprender. . Esto requerirá la toma de decisiones difíciles, y los resultados tardarán más en alcanzarse. Sin embargo, constituirá una contribución clave hacia la visión del CDB de una humanidad que viva en armonía con la naturaleza.

La justicia social y la justicia planetaria pueden (y deben) alinearse. Sin embargo, para que esto sea posible es necesario que quienes cuentan en la actualidad con poder y privilegios renuncien a lagunas en algunos de ellos. A medida que se desarrollen los mercados internacionales de la biodiversidad, la presión para recortar gastos únicamente aumentará. La conservación basada en los derechos y socialmente justa es un camino difícil, y especialmente tentador de eludir cuando parece que por fin se está desbloqueando la financiación a gran escala para la naturaleza. Sin embargo, si en este momento no adoptamos una posición, cuando aún se están desarrollando las estructuras, las métricas y los enfoques para canalizar los flujos internacionales de financiación destinados a la recuperación de la naturaleza, la inequidad quedará atrapada y, en última instancia, tanto las personas como la naturaleza se verán afectadas y saldrán perdiendo.

Agradecimientos

Este artículo ha sido posible gracias a las numerosas conversaciones entabladas entre colegas y estudiantes del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Conservación y otros centros. Les estoy profundamente agradecida.